
Venezuela es un país dichosamente diverso, y cuando decimos “diverso” nos referimos al variado abanico de paisajes y ecosistemas que, sin duda, son los principales elementos de una nación que turísticamente tiene mucho, pero mucho que ofrecer.
Desde playas y montañas hasta selvas y sabanas, la diversidad de paisajes en Venezuela es realmente amplia, y esto, al combinarse con el característico calor de su gente, se convierte en un atributo muy difícil de encontrar en otras regiones del mundo.
Este país, ubicado al norte de América del Sur, es mundialmente conocido por sus hermosas playas, todas cálidas, tranquilas y llenas de esplendor, características que, evidentemente, proceden del legendario Mar Caribe que baña sus costas.
Sin embargo, Venezuela no solo es conocida por sus playas, también lo es por sus selvas y sabanas e incluso por sus montes, siendo uno de los más emblemáticos el majestuoso Roraima, el tepuy más llamativo de la conocida Gran Sabana.
El Roraima, un lugar en donde nació la tierra
Esta maravilla de la naturaleza se encuentra en el estado Bolívar y sobre su cumbre se encuentra el hito fronterizo denominado “punto triple”, llamado de esa manera por ser el lugar donde convergen las fronteras de Venezuela, Brasil y Guyana.
Su nombre, en Pemón, significa “la Madre de las Aguas“, y esto tiene mucho sentido debido a que desde su cima caen numerosas cascadas del vital líquido.
El cerro Roraima, como también se le conoce, es un importante relieve tabular en forma de meseta, presentando una cumbre totalmente plana y paredes verticales. Este monte se alza como todo un coloso y con sus 2810 metros de altura sorprende a los miles de turistas que año a año lo visitan para llegar hasta su cima, hazaña que, de antemano, conlleva un gran esfuerzo con grandes recompensas.
Para llegar hasta el punto más alto del cerro se debe contratar un servicio de guías nativos, ya que son los que conocen la zona como la palma de su mano y porque el ascenso hasta la cima del tepuy dura aproximadamente 5 o 6 días.
Durante la travesía es posible observar un significativo contraste de especies vegetales endémicas, destacando cierto tipo de orquídeas, arbustos y bromelias. Asimismo, la fauna es un elemento a resaltar, pues en este cerro encontrarás una especie de rana que solo habita en el Roraima, la “oreophrymella” o ranita negra.
En la cumbre de este monte el remolino de sensaciones es abrumador, pues al superar la dantesca experiencia que supone llegar hasta su cima, los atractivos del tepuy hablan por sí solos: los jacuzzis naturales, formados por las erosión de las rocas; el abismo del Roraima, donde se observa la increíble verticalidad de sus paredes; “el Maverick”, roca que simula la silueta de este famoso automóvil, del cual se dice es la parte más alta del tepuy; y el valle de los cristales, con hermosas formaciones de cuarzo que componen piezas artísticas naturales que no tienen comparación.
Este monumento natural es una clara evidencia de los cambios que ha experimentado el planeta tierra durante cientos de miles de años y depende de nosotros que su existencia perdure durante muchos más tiempo. Por eso, el comportamiento de los excursionistas y visitantes para la preservación de este legado natural es de suma importancia. Escalar este majestuoso tepuy es una experiencia que, al menos una vez en la vida, deben realizar todas las personas amantes del turismo y la aventura.