
En la isla se pueden distinguir dos zonas: la norte, con un paisaje más urbanizado, lleno de locales y donde se concentran la mayoría de servicios turísticos, dada la cercanía a la capital Port Louis; en el sur, domina la naturaleza, con pequeños poblados y una escasa pero excelente oferta hotelera.
Dejaros mimar en cualquiera de los hoteles y resorts de la isla, que compiten entre sí por atraer a los clientes con una oferta exquisita de suites aromatizadas, spa, restaurantes, centros de deportes acuáticos, mayordomos particulares, habitaciones con camas con dosel y piscina propia, baños rodeados de jardines y todo el exotismo que podáis imaginar.
Naturaleza exótica
Además de las playas de arena blanca y aguas turquesa, en Isla Mauricio podéis visitar “la tierra de los Siete Colores”, una maravilla volcánica donde la erosión y oxidación del terreno ha creado una alfombra natural de tonos azules, verdes, rojos, amarillos y marrones. Allí también se encuentra la cascada de Chamarel, con un salto de agua de 80 metros de altura.
Hacia el sur, Patrimonio de la Humanidad, se alza Le Morne Brabaunt, una península presidida por una gran roca basáltica, de 556 metros de alto. Si continuáis hacia el interior, en el Parque Nacional des Gorges de la Riviere Noire, disfrutaréis de una espesa vegetación tropical y paisajes vírgenes, con miradores de vistas espectaculares.
En el norte de la isla, el jardín botánico de Pamplemousses es uno de los mejores del planeta, con más de 500 especies de flores, entre las que destacan los nenúfares gigantes y las palmeras tallipot, que a partir de los 50 años exhiben la mayor inflorescencia que se conoce en su copa, para morir un año después.
Templos y baños rituales
Isla Mauricio acoge más de 600 templos, de 80 creencias religiosas distintas. Merece la pena visitar el templo tamul de Camp Diable y asistir a las ofrendas y baños rituales en el lago sagrado de Gran Bassin, en un recinto presidido por una gran estatua de Shiva.
La gastronomía de Isla Mauricio
Pescado, marisco, frutas tropicales y estarán presentes en vuestra mesa. Como platos típicos podéis probar los “roti”, o “dholl”, una especie de pan que se puede rellenar de pescado, salsa y verduras cocidas. En cualquier hotel, restaurante y puesto ambulante os ofrecerán multitud de platos con los ingredientes básicos de la cocina mauritana: arroz, legumbres secas y verduras condimentadas.